Ein Weißer Elefant

Preocupaciones sobre Arte y su contexto

sábado, 19 de septiembre de 2009

Se pregunta Sloterdijk: “¡El Arte abandona la galería! ¿A dónde va?”




No pretendo dar tan pronto una respuesta a esa pregunta, sin embargo, me gustaría hablar de una experiencia personal, que sin tan siquiera proponérmela yo como artista, se dio, y quizá temprano.

Ya había leido en algún lado que el andar por ahí de las obras tiene algo de contingente. Y qué puede ser más azaroso que exponer obras propias en un lugar tan ajeno al mundillo artístico como lo es la penitenciaría nacional de Tacumbú. No fue una acción artística programada, ni auspiciada por autoridades, ni siquiera una performance, ni tuvo la intencionalidad de una muestra publicitada, con prensa y demás factores del mass media. No se repartieron invitaciones, no hubo vino y bocaditos ni asistió gente por compromiso. Sin embargo, las reflexiones provocadas en el receptor fueron infinitas veces más interesantes que cualquier otra percepción descabellada que haya tenido oportunidad de escuchar antes.

Como ayudante en un taller de estampaciones, tuve la oportunidad de explicar la técnica del transfer a un grupo selecto de quizá 25 internos del penal. Para la ocasión, preparé un usual Power Point con fotografías de distintas búsquedas personales en el terreno artístico; ya ahí recibí con sorpresa el entusiasmo que despertaron las obras, y sin muchos preámbulos, no me preguntaron si podía, sino que directamente me pidieron que la próxima clase, por favor llevara mis obras, aunque sea alguna, para poder apreciarla realmente, tocarla, sentirla, ya que en la pantalla no podían imaginarse de verdad cómo eran. Entonces se dio: enrollé una de las obras más grandes y significativas que tenía con la técnica del transfer (236x185cm) y la llevé a Tacumbú en un día normal del taller, y sin decir nada a nadie colgué la tela. Poco a poco fui viendo el acercamiento de algunos hombres, seguido de unos minutos de contemplación y luego una especie de debate o conversación animada entre ellos preguntándose qué hacía primero, si tiraba la pintura o transfería el dibujo al comienzo, qué significaba o qué era lo que veían. Al aproximarme para escuchar mejor, traté de contestar a todas las preguntas que me hicieron, sin sentirme en un interrogatorio falaz, como en muchas ocasiones se da en las galerías. Primero hubo una preocupación por la técnica, luego por la forma, hasta llegar al contenido y las posibles implicancias de una obra, ya no solo de esa que estaban viendo sino del arte en general.

La obra no estaba triste. La obra no estaba en venta. La obra adquiría significado con la suma de miradas e interrogantes que surgían en torno suyo. Por primera vez no estaba ante el regular público arte-fan sino en un taller nido de fuertes emociones y cuna reveladora de grandes talentos. Sin luces adecuadas, el lienzo cuasi torcido pudo, no obstante, despertar mayor interés que en condiciones óptimas para su exposición. Simplemente el receptor no se mostró pasivo, sino que inició un diálogo con la obra, con el artista, con los demás receptores y consigo mismo.

Ya en una oportunidad anterior (casi un año antes) había participado de una intervención urbana colectiva, en el microcentro de Asunción. Presenté una instalación. Desde mi espacio observador, pude notar a un público no muy interesado en la muestra. Había sido esta una oportunidad excelente para preguntarme cuál era el sentido de llevar el arte fuera de las galerías, si el interés provenía solamente de las mismas personas que de hecho asistían regularmente a toda vernissage que fuera pubicitada; el otro receptor, el que ya por algo no invierte tiempo y energías en visitar una muestra, se mostró por lo general indiferente a lo que en la plaza sucedía.

Se pregunta Sloterdijk: “¡El Arte abandona la galería! ¿A dónde va?”. Y yo le contesto que no lo se, pero afirmo que tras las rejas materiales pueden gestarse los pensamientos más liberadores y estimulantes en torno a eso que a veces queremos llamar arte.

jueves, 9 de julio de 2009

La recepción de la Obra



La estética de la Recepción surge en 1977 con R. Jauss. Comprende también parte de la semiótica, literatura y filosofía (principalmente con Kant, Gadamer y Walter Benjamín). En principio se refiere meramente a la respuesta del lector ante los textos de literatura, pero aquí se analiza aplicando la teoría a las Artes Visuales.

La Teoría reflexiona sobre qué es lo que hace el receptor de una obra de Arte, al interpretarla. Este receptor es considerado como un colectivo histórico. Se afirma que el significado de la obra no está clausurado, las obras son siempre indeterminadas y el receptor es entonces activo contemplador. Es decir, la teoría de la Recepción analiza la respuesta del público ante una obra. Este contemplador no acepta pasivamente una obra, sino que interpreta su significado basándose en su bagaje cultural previo y a su predisposición para con la obra. Esto explicaría el fenómeno de por qué algunos aceptan ciertas manifestaciones artísticas y otros las rechazan categóricamente. Reacciona contra el formalismo y estructuralismo que afirman la autonomía de la obra y rechazan la subjetividad individual para acogerla, declarando que ni el intérprete ni la obra son partes autónomas. Gadamer propone que “el lector cuestiona la obra y sus códigos; la obra cuestiona al lector y los suyos” refiriéndose en este caso a la literatura, pero pudiéndose aplicar a todas las Artes esa experiencia estética como comunicación.

En la década de 1980 tuvo gran influencia sobre todo en Alemania y Europa Occidental, desarrollándose paralelamente a las investigaciones de Umberto Eco sobre el “lector modelo”. La obra no existiría sin la complejidad del acogimiento de parte del receptor y esto fue objeto de estudio ya desde mucho tiempo antes que Jauss teorizara sobre ello. Ya Platón se ocupó de la interpretación y se sabe que el término griego erméneus no distingue a quien realiza la obra de quien la contempla, ambos son receptores. El receptor deviene artista y se habla también de una recepción “creativa”, la obra no culmina hasta que ésta llega al público y es valorada por él. E incluso puede considerarse al artista como contemplador que pinta (o esculpe, fotografía, hace instalaciones, videos, etc.) y al contemplador como artista que no hace lo anteriormente descrito. En el Net Art, algunas instalaciones y acciones de hecho se estimula al público a formar parte de la obra interviniendo de diferentes maneras. Aunque en el Paraguay esta participación activa del público no es la regla, existen sí varios registros de obras que generaron una respuesta, sea positiva o negativa, lo importante fue haber logrado una reacción a la propuesta

domingo, 5 de julio de 2009

Arte y Nuevas Tecnologías


El siguiente ensayo se basa en “La revolución del arte electrónico”, parte del capítulo “La Era de la Imagen Global” del libro de Teoría del Arte de José Jiménez.

Las manifestaciones estéticas de hoy van de la mano con los avances técnicos. Se habla nuevamente de una unión arte-técnica. La aparición de la tecnología de punta supone una revolución antropológica. Los nuevos componentes con que operan las nuevas técnicas son la luz y la información, sea esta analógica o digital, con lo que aparece una nueva forma de materialidad, el objeto ya no está ahí, palpable, es numérico, necesita de una máquina (computadora, video, etc.) para su existencia visible, es decir, existen solo en forma de datos y necesitan de un vehículo decodificador para materializarse. Cibernética, computer art, net art o arte para la red, son las distintas corrientes en que hoy se realizan obras, marcando todo un nuevo espacio de experiencia estética llamado generalmente como arte digital. La cibernética e informática hacen posible un ilimitado conjunto de imágenes, ya sean éstas solo formas visuales, colores o bien mezcla de sonidos. Cambió el status de la imagen, esta es ahora cambiante, ya no perdurable y muchas veces se habla de la inmaterialidad de la obra de arte actual, aunque al autor (J. Jiménez) le gusta referirse a “nuevas formas de materialidad”, comparando a las entidades numéricas con las operaciones del cerebro humano. Para el autor, el objeto artístico reúne hoy las siguientes características: materialidad no fisicalista, carácter cambiante o metamórfico, integracionismo mental y corporal y multidimensionalidad expresiva. Otro aspecto importante es la idea de interacción, cada vez más frecuente, poniendo de manifiesto que la obra de arte no está cerrada, acabada al ser o terminada por el artista. Hoy, la relación productor-receptor es bastante más activa que antes. Así, la obra es un punto de partida listo para la intervención de quienes se aproximen a ella. Por supuesto existe una cierta desconfianza ante la máquina, miedo a lo desconocido, con lo que se hace fundamental distinguir entre “realidad simulada” y “realidad efectiva”. La parte negativa de este avance tecnológico podría ser la producción de formas adormecedoras, alienantes.

Una importante distinción filosófica entre la memoria digital y la humana es que en la máquina la memoria se refiere estrictamente a la capacidad de almacenamiento cuantitativo de información y puede utilizarse el borrón y cuenta nueva sin importar datos previos que hayan sido guardados, mientras que en el humano, la memoria es una suma cualitativa y cuantitativa de experiencias, informaciones, sentimientos asociados, percepciones, etc. que están ahí sin poder ser eliminados como en la máquina. El arte es visto como realidad virtual: producción de mundos alternativos. Sería bueno abrirse a estos nuevos caminos del arte, dejando de lado el miedo a la tecnología como algo dañino en su esencia misma.

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Sitio de Net Art recomendado: http://www.atlasdeldeseo.net/

martes, 2 de junio de 2009

El Sentido del Arte. Última parte (por ahora)



Se habló también de un Arte realista, que muestra a la realidad tal cual es porque osino no la percibiríamos, y la realidad son las contradicciones que tenemos. Marx, que junto con Engels acuña el término de Arte Vanguardista, habla de un abandono absoluto de la belleza, el artista se convierte en gestor público y hace que el Arte de Vanguardia empuje a la Historia para adelante, la Vanguardia tiene el rol de acelerar las cosas en la Historia, esclarecer a aquel que todavía no está esclarecido en sus contradicciones. Pero también este modelo fracasó, el sentido del Arte de Vanguardia no tuvo el eco necesario para su supervivencia, el mundo estaba cambiando y con él el Arte.


Una vez que la Razón, que Kant dijo que nos iba a emancipar, produjo Auschwitz y la Bomba atómica, nada volvería a tener el mismo sentido. El arte es capturado por la razón técnico-instrumentista, pero su lógica no es ésta. Lo que mide el mercado no es al mejor artista sino al que más vende, y por medio de la reproducción gráfica se permite que la obra idéntica a la real sea expuesta en todas partes. Lo que tiene de diferente la obra original, es que en ella se encuentra el autor hablando y con esto escapa a la razón técnico-instrumentista, sin embargo, con la reproducción se vuelve mercancía y entra en la lógica de la razón técnico-instrumentista. La popularización del Arte es producto de esta lógica. La pérdida del aura se produce cuando la relación del público es con la obra, no más con el artista proyectándose en la misma. Pero esta pérdida del aura no trae consigo el tan sonado fin del arte, pues la capacidad de transmitir una idea sigue tangible. El arte es un lenguaje que busca un fin que está más allá del Arte, pero se sigue sin delimitar exactamente cuál es ese fin en este momento de la Historia.


El lenguaje tiene la particularidad de esconder la realidad, y la realidad son las ideas que uno se forma en la cabeza, no lo que está en el mundo, las cosas existen porque uno las dice, por lo que el arte pasa a ser la realidad interpretada por el artista. Entonces la obra de arte existe en el ser como un discurso, y en una sociedad gana el que impone su discurso. Gramsci habla del poder que da el discurso hegemónico, es el que guía, el que se impone sobre los demás. Dentro del mundillo artístico es Arte solo lo que impuso su discurso, y se impone el discurso que el crítico decide. El concepto de hegemonía es lo que permite vislumbrar qué sucede muchas veces en las Bienales, grandes premios, etc. La orientación o el rumbo que siguen las diferentes manifestaciones artísticas no escapan al bloque hegemónico del que habla Gramsci. Si bien antes se dijo que para entender lo que una persona hace debo entender el fin que esa persona persigue, se llega al punto en que no solo eso es necesario, sino que debo comprender cual es el fin que esa persona no sabe que sigue, el fin que le es impuesto.


Redondeando, a lo largo de la Historia el mundo fue tomando rumbos diferentes y produjo obras de Arte diferentes, en cada momento y lugar con un sentido diferente. La vida sin Arte es inimaginable, porque el arte de un pueblo es la manifestación más pura de su identidad, sus problemas y contradicciones. El arte es hoy una forma de denuncia y aspira siempre a generar un cambio en el espectador, quizá la forma en que se está desarrollando por ahora no sea la más eficaz para lograr ese diálogo con el pueblo, puesto que el lenguaje que utiliza se fue tornando cada vez más inaccesible y enigmático. Es preciso lograr una apertura, un punto de conexión entre lo cotidiano, las masas y el Arte, valerse de los mass media para su difusión y crear así un puente que se fue cayendo a lo largo del tiempo. Caso contrario, el Arte no morirá, pero se tornará cada vez más elitista y ensimismado, y ahí si, correrá el peligro de perder su sentido.

jueves, 28 de mayo de 2009

El Sentido del Arte. Parte III




Las fronteras no desaparecieron, aun no es hora de darle la razón a Kant. Si bien no para de hablarse de la globalización, esta no existe como tal, es una más de las tantas utopías que circulan por el mundo. Es mentira que con este fenómeno el globo entero esté interconectado gracias a la tecnología, porque en muchos lugares (como ejemplo nuestro país, Paraguay) esa tecnología aun no invade todos los hogares, ni siquiera en países altamente industrializados y de primerísimo Primer Mundo como en los EEUU existe una computadora conectada a internet en cada hogar de sus habitantes. Entonces no puede hablarse de un fenómeno que no ha ocurrido, la estética de los manga japoneses llega a algunos jóvenes de casi todo el mundo, pero no a todo el mundo, y no todo el mundo probó alguna vez comida mejicana y probablemente no exista un solo indio chamacoco que sepa lo que es un canguro. Entonces, la estética del todo vale es aplicable tan solo al mundo conectado por internet y la televisión. Solo el que tiene acceso a los mass media está inserto en la sociedad contemporánea entendida como tal. Quizá ni a la Coca Cola© pueda aplicársele con rigor el título de Universal. El arte como comunicador, no escapa a esta realidad. Si bien hay un intento por recuperar las raíces, intento de llevar Arte Indígena a las Bienales, estos intentos no son inclusivos, sino que sirven para que nosotros los blancos mostremos a otros (blancos) un Arte que no nos pertenece, una vez más prima lo diferente, el otro, el indígena no va a la galería a ver su Arte. Y la labor filantrópica, labor de rescate, no siempre es tan transparente como quiere verse, el fin que la mueve no es claro. Gracias a Freud y el psicoanálisis sabemos que en el fondo hay siempre otra intención, entonces se concluye que el artista de hoy no busca rescatar al indígena. ¿Qué busca el artista? ¡Ya dijo Descartes que habría que dudar de todo aquello que no resulte evidente!


Adentrándose más en lo que podrían ser las preocupaciones o deseos del artista es importante recordar que el principal deseo humano es el deseo de reconocimiento. Entonces un artista hace arte básicamente porque busca un reconocimiento a través de eso. Pero esto no es el fin último en sí, sino quizá el motor que lo impulsa a la realización de la obra de Arte. Y como el Arte es la expresión de lo que el humano piensa de sí (como sociedad, se puede juzgar a un pueblo por sus monumentos), entonces debe interpretarse que el Arte actual es así porque la sociedad actual es así: hueca, anestesiada, con una adhesión ciega a las tecnologías de punta, sociedad ensimismada, alienada, sensacionalista y que ha perdido sus valores, que busca lo inmediato y banal. La sociedad de Mtv, los floggers, emos y demás tribus urbanas. Quizá sea justo decir que el Arte es hoy un punto de partida para la reflexión de aquellos más sensibles.


Comprender a una obra de Arte implica interpretar el contexto desde el cual fue producida la obra, y también importa el contexto desde el que miro a la obra. Estos puntos son importantísimos a la hora de hacerse una crítica. Por eso es que conociendo el Zeitgeist y el Volksgeist (espíritu del pueblo) se puede tener una mayor aproximación a la dimensión real de lo que el artista quiso expresar con su obra. Pero el artista es también un ser individual, y cada individuo tiene un tema central en su propia vida y es lo que lleva adelante durante toda su existencia, esa forma particular de ser que lo hace distinto de los demás es por supuesto fundamental para entender a su obra, ya que la obra de arte es expresión de un contenido, contenido que una persona tiene que expresar.


Pero cualquier expresión de contenido es inseparable del modelo económico que se está viviendo, puesto que el arte, a fin de cuentas, es un espejo del mismo. Desde el momento en que el Arte se volvió mercancía, se resemantizó. El arte se volvió fetiche, así como el dinero también, se cree que tiene vida propia. El arte como tal, existe gracias a las instituciones que lo avalan. Qué es o qué no es Arte responde también a cuestiones económicas casi siempre imperceptibles para el común de la sociedad. Ya explicó el socialismo que la clase dominante es la dueña de los medios de producción. Hoy, un artista requiere generalmente hasta de un sponsor que ponga el capital para la realización de su obra, preferentemente monumental. Es decir, se depende de muchos otros factores, no solo de la expresión o capacidad de transmitir algo. Si bien el Arte expresa un modelo económico, también expresa sus contradicciones, y existen a lo largo de la Historia varios ejemplos de cómo el Arte hizo despertar a una sociedad y la pudo convencer hasta de una revolución. Generalmente la literatura tiene hoy un alcance más directo, es más inteligible para las masas y ejerce un poder mucho mayor de lo que pueda hacer el Arte Visual, si bien en tiempos en que no todos tenían acceso a la lectura, una imagen (símbolo de por sí más abstracto que el enlazado de palabras) podía captarse más. Pero ya se habló del Arte y sus características hoy, al volverse más complejo, deja de ser un lenguaje para las masas, su función comunicadora no puede cumplirse así...
(continuará)

lunes, 25 de mayo de 2009

El Sentido del Arte. Parte II





Son los medios masivos de comunicación, lo que antes se conocía como Dios. Por los mass media uno sabe cómo vestir, qué es saludable comer, qué sucede en el mundo, qué se debe poseer para pertenecer al mundo, qué muebles comprar, de qué enfermedades se sufre, y por supuesto, se accede al Arte en la red, pero al Arte como Arte de hoy, Arte sin aura, es la copia cibernética de una pieza, no la pieza en sí, como sucede en un Museo; ¿Pero acaso importa ya eso? Se concluye que los mass media imponen una estética. Y como los medios masivos de comunicación, por lo general, no son objetivos, entonces lo que pueda salir de ellos tampoco lo es. Si la verdad que vende es aquella que dice que el arte hoy pertenece al pueblo, y por eso hay Arte público, Arte para el público etc. entonces esa es la verdad que ha de circular, pero lo cierto es que el pueblo, ante una obra de cualquier tipo, pero actual, reacciona con frases como “esto lo puede hacer mi hijo de seis años” o directamente larga una carcajada y nada más, entonces es evidente que el lenguaje utilizado por el arte no es el correcto, si lo que se pretende es llegar al pueblo. Que el arte es de y para el pueblo es mentira, el arte sigue siendo para unos pocos eruditos, y comprenderlo requiere instrucción, reflexión y un discurso que sustente a la obra.


Pretender que el arte tenga valor pedagógico es querer volver a la Edad Media, cuando el Arte estaba al servicio de Dios, y servía como imán para fieles que al ingresar a las grandes catedrales góticas quedaban impresionados por la grandiosidad de vitrales que hacían penetrar una luz potente, luz sagrada. El goce estético hizo que se adorara a Dios y todo lo que con él tuviera algo que ver. Esta función instructiva del Arte se vio muchas veces a lo largo de la Historia, otro ejemplo es el Realismo Socialista, que se valió del diseño en sus carteles como medio de propaganda política. Es por esto que hoy la publicidad quiere ser equiparada al Arte, porque cumple ese fin, sin embrago, el fin del Arte, hoy, es justamente otro.


La estética de lo feo, lo grotesco y la vuelta hacia el cuerpo del artista parecen ser las preocupaciones actuales, así como los regionalismos y la reivindicación de las minorías. Pero aun conociendo el fenómeno, se dificulta la tarea de responder cuál es el sentido del Arte. Ante el último punto tratado podría decirse que el fin último es la misma reivindicación de la mujer, o del indígena o los homosexuales. Podría deducirse otra vez que la tarea final del Arte es enseñar, es pedagógico y muestra las diferentes realidades de grupos que sufrieron (sufren) opresión. Crear consciencia sobre las diversas situaciones del humano, más que un fin, es quizá una consecuencia del Arte. Pero esta consecuencia forma parte del sentido del mismo, por lo que se la tendrá en cuenta también.


Hegel sostenía que la acción no está separada del fin, el hombre hace acciones pero no sabe el fin que persigue. Entonces el artista que dice que sabe lo que hace, miente, el que dice que hace algo porque le gusta, miente también; ¿está acertado el que no sabe lo que hace pero es consciente de ello? En el mundo del Arte Contemporáneo es prácticamente intolerable la idea de un Arte sin fundamento, sin un sustento teórico que lo avale, por más que muchas veces suene a palabrerío sin sentido, es necesaria una memoria explicativa de lo que muchas veces, sin palabras, no puede ser interpretado por los sentidos directamente. Entonces el Arte dejó de ser visual, es más complejo desde que se mezcla con el audio, los olores y al fin, con la literatura que lo avala. Ya no puede emitirse un juicio de valor estético basándose en la Belleza, al menos no en la Belleza entendida como antaño: bellas formas. La obra de Arte actual tiene hoy un sentido diferente. El goce estético ya no se da en el terreno de las pasiones...

(continuará)

sábado, 23 de mayo de 2009

El sentido del Arte. Parte I






Quizá más de algún artista se habrá quedado atónito alguna vez al preguntarse el por qué de su labor artística, ya que la respuesta no es fácil, si es que ésta siquiera existe. El objeto de este ensayo es justamente responder a eso mismo, se trata de comprender cuál es el sentido del Arte.


¿Por qué se hace Arte? En primer lugar es preciso delimitar ciertas nociones sobre el Arte, empezando con que no se lo puede separar de un tiempo y espacio específicos, es decir, debe pertenecer a un contexto, esto último es lo que se conoce como Zeitgeist o espíritu del tiempo. Cada época cuenta con sus propios problemas, cada lugar con su clima y costumbres, y sobre todo, cada economía genera diferentes tipos de Arte. Los avances técnicos de un tiempo no pueden separarse de las expresiones artísticas que produjo. Entonces, para un Arte diferente, se precisan explicaciones diferentes. ¿Por qué el Arte Griego gusta hasta hoy entonces? Porque posee un canon, se establece sobre parámetros estudiados y probados de medidas de proporción y fueron hechas con la mayor perfección y hasta hoy impresionan a nuestros sentidos. Pero el Arte evolucionó hacia algo totalmente diferente, hoy ya no se busca impresionar a los sentidos, ¿qué se busca por medio del Arte?


Insertos en la Posmodernidad, no se puede buscar un modelo único de nada. Los tiempos posmodernos son pluralistas en todo sentido, existen muchas verdades, muchos conocimientos, muchas fusiones y muchos discursos. Por todo eso, se dificulta la tarea de buscar un solo fin u objeto del Arte. Además, se vuelve aún más complicado hablar de arte, cuando hoy se quiere hacer creer que no existe una clara delimitación del mismo; se sostiene que el Arte Contemporáneo no está separado de lo cotidiano. Arte, diseño, moda y otras manifestaciones humanas se funden, se entremezclan y ya no se diferencian, pertenecen todas a la misma esfera cultural, dicen. Pero la verdad es que el Arte como ente diferenciado aún, el Arte con mayúsculas, existe, y es ese Arte visitado en los Centros Culturales, Bienales, etc., y es un Arte para los artistas y filósofos del Arte, para eruditos que lo estudian y lo legitiman con sus discursos. El común no accede a él. Cabe preguntarse qué sentido tiene hacer un arte solo para artistas.


La tendencia actual habla de un Arte en los Mass-media o medios masivos de comunicación, redes como Internet y la transmisión de datos (fotos, textos, dinero, música, etc.) por celular hacen que todo sea instantáneo, online, y pequeño, todo viene en paquetes cada vez menos perceptibles. La estética de hoy no puede escapar a este fenómeno. Si bien en los hogares, en lo cotidiano, todo se vuelve minimal, en las galerías es otra historia, las obras se vuelven gigantes, imponentes por su tamaño más que por su acabado técnico o factura perfecta, atributos del Arte de antes. Sin embargo, por más grandiosidad que se ofrezca, el Arte en las galerías sigue siendo algo oculto, encriptado, se celebra que 20mil personas hayan ido a visitar una Bienal durante dos meses, sin percatarse quizá de que esto se ve ampliamente opacado por espeluznantes sumas: millones de personas en el mundo, ven un programa de televisión al mismo tiempo, tres minutos de publicidad captan la atención de millones de seres humanos que tal vez jamás fueron ni irán a una exposición de Arte. Entonces, 20mil personas es solo un chiste de mal gusto que lo único que demuestra es que el Arte sigue existiendo pero puede extinguirse si no toma otro camino...

(continuará)