Preocupaciones sobre Arte y su contexto

jueves, 9 de julio de 2009

La recepción de la Obra



La estética de la Recepción surge en 1977 con R. Jauss. Comprende también parte de la semiótica, literatura y filosofía (principalmente con Kant, Gadamer y Walter Benjamín). En principio se refiere meramente a la respuesta del lector ante los textos de literatura, pero aquí se analiza aplicando la teoría a las Artes Visuales.

La Teoría reflexiona sobre qué es lo que hace el receptor de una obra de Arte, al interpretarla. Este receptor es considerado como un colectivo histórico. Se afirma que el significado de la obra no está clausurado, las obras son siempre indeterminadas y el receptor es entonces activo contemplador. Es decir, la teoría de la Recepción analiza la respuesta del público ante una obra. Este contemplador no acepta pasivamente una obra, sino que interpreta su significado basándose en su bagaje cultural previo y a su predisposición para con la obra. Esto explicaría el fenómeno de por qué algunos aceptan ciertas manifestaciones artísticas y otros las rechazan categóricamente. Reacciona contra el formalismo y estructuralismo que afirman la autonomía de la obra y rechazan la subjetividad individual para acogerla, declarando que ni el intérprete ni la obra son partes autónomas. Gadamer propone que “el lector cuestiona la obra y sus códigos; la obra cuestiona al lector y los suyos” refiriéndose en este caso a la literatura, pero pudiéndose aplicar a todas las Artes esa experiencia estética como comunicación.

En la década de 1980 tuvo gran influencia sobre todo en Alemania y Europa Occidental, desarrollándose paralelamente a las investigaciones de Umberto Eco sobre el “lector modelo”. La obra no existiría sin la complejidad del acogimiento de parte del receptor y esto fue objeto de estudio ya desde mucho tiempo antes que Jauss teorizara sobre ello. Ya Platón se ocupó de la interpretación y se sabe que el término griego erméneus no distingue a quien realiza la obra de quien la contempla, ambos son receptores. El receptor deviene artista y se habla también de una recepción “creativa”, la obra no culmina hasta que ésta llega al público y es valorada por él. E incluso puede considerarse al artista como contemplador que pinta (o esculpe, fotografía, hace instalaciones, videos, etc.) y al contemplador como artista que no hace lo anteriormente descrito. En el Net Art, algunas instalaciones y acciones de hecho se estimula al público a formar parte de la obra interviniendo de diferentes maneras. Aunque en el Paraguay esta participación activa del público no es la regla, existen sí varios registros de obras que generaron una respuesta, sea positiva o negativa, lo importante fue haber logrado una reacción a la propuesta

domingo, 5 de julio de 2009

Arte y Nuevas Tecnologías


El siguiente ensayo se basa en “La revolución del arte electrónico”, parte del capítulo “La Era de la Imagen Global” del libro de Teoría del Arte de José Jiménez.

Las manifestaciones estéticas de hoy van de la mano con los avances técnicos. Se habla nuevamente de una unión arte-técnica. La aparición de la tecnología de punta supone una revolución antropológica. Los nuevos componentes con que operan las nuevas técnicas son la luz y la información, sea esta analógica o digital, con lo que aparece una nueva forma de materialidad, el objeto ya no está ahí, palpable, es numérico, necesita de una máquina (computadora, video, etc.) para su existencia visible, es decir, existen solo en forma de datos y necesitan de un vehículo decodificador para materializarse. Cibernética, computer art, net art o arte para la red, son las distintas corrientes en que hoy se realizan obras, marcando todo un nuevo espacio de experiencia estética llamado generalmente como arte digital. La cibernética e informática hacen posible un ilimitado conjunto de imágenes, ya sean éstas solo formas visuales, colores o bien mezcla de sonidos. Cambió el status de la imagen, esta es ahora cambiante, ya no perdurable y muchas veces se habla de la inmaterialidad de la obra de arte actual, aunque al autor (J. Jiménez) le gusta referirse a “nuevas formas de materialidad”, comparando a las entidades numéricas con las operaciones del cerebro humano. Para el autor, el objeto artístico reúne hoy las siguientes características: materialidad no fisicalista, carácter cambiante o metamórfico, integracionismo mental y corporal y multidimensionalidad expresiva. Otro aspecto importante es la idea de interacción, cada vez más frecuente, poniendo de manifiesto que la obra de arte no está cerrada, acabada al ser o terminada por el artista. Hoy, la relación productor-receptor es bastante más activa que antes. Así, la obra es un punto de partida listo para la intervención de quienes se aproximen a ella. Por supuesto existe una cierta desconfianza ante la máquina, miedo a lo desconocido, con lo que se hace fundamental distinguir entre “realidad simulada” y “realidad efectiva”. La parte negativa de este avance tecnológico podría ser la producción de formas adormecedoras, alienantes.

Una importante distinción filosófica entre la memoria digital y la humana es que en la máquina la memoria se refiere estrictamente a la capacidad de almacenamiento cuantitativo de información y puede utilizarse el borrón y cuenta nueva sin importar datos previos que hayan sido guardados, mientras que en el humano, la memoria es una suma cualitativa y cuantitativa de experiencias, informaciones, sentimientos asociados, percepciones, etc. que están ahí sin poder ser eliminados como en la máquina. El arte es visto como realidad virtual: producción de mundos alternativos. Sería bueno abrirse a estos nuevos caminos del arte, dejando de lado el miedo a la tecnología como algo dañino en su esencia misma.

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Sitio de Net Art recomendado: http://www.atlasdeldeseo.net/